lunes, 29 de noviembre de 2010

outback Australia



Hoy como tantos días me acuerdo de mi viaje al interior de Australia, que fue también un viaje al interior de mi misma, en él me encontré sola ante la inmensidad, la belleza y dureza de la naturaleza...
para el que quiera entenderlo he puesto el sonido que me acompañó durante cinco inolvidables días.

El Outback es una única carretera que cruza el continente australiano y que lleva a Ayers Rock esa roca roja que hemos visto todos fotografiada hasta la saciedad...
Mi viaje empezó en Darwin la capital del Territorio Norte donde he visto las puestas de sol más impresionantes de mi vida.


tenía claro desde que llegué a Australia que quería ver esa roca, pero sin demasiado conocimiento de que me iba a encontrar...
después de pensar en como llegar, si en avión, en excursión con más gente... llegó a mi la oportunidad de alquilar una autocaravana por muy poco dinero durante cinco días, en los que tendría que hacer 3.000Km, sin pensarlo me hice con algo de comida, bebida y un cd de ese sonido hipnótico que me acompañaría todo el viaje y me lancé a el outback


a los pocos Km de mi salida de Darwin, me encontré con "la carretera" en cuanto la vi desértica, con su tierra roja, con su silencio, empecé a sentir una mezcla de emoción, euforia... eso era lo que quería! y estaba delante de mis narices diciéndome "aquí estoy, entra en mi..."
recorrí varias horas sin parar, sin cruzarme con ni un sólo coche, ni un sólo pueblo, mi móvil no tenía cobertura y ya no tenía posibilidad de oír otra cosa que no fuese mi cd de digeridoo la radio no cogía ninguna frecuencia, todo esto al contrario de agobiarme me gustaba me daba libertad y morbo



el primer día con el paisaje que veía sobre la carretera ya era suficiente para que mi cerebro fuese a mil por hora, los animales salvajes, águilas, canguros... ya sobrepasaban mis espectativas, pero los días siguientes me traerían agradables sorpresas 


unas formaciones rocosas los Devils Marbles


un "oasis" en el desierto con termas naturales de agua caliente, desde las que metida en el agua podías ver  canguros, alguno con su cría mirándote mientras comían algo cogido entre sus patas


también pude conocer un poco más el pueblo aborigen y sacarme de mi mente la imagen que me habían vendido en otras zonas de Australia de que eran un pueblo agresivo, por el contrario me encontré con una gente con desconfianza hacia los blancos, muy tímidos y marginados por la sociedad


otra de las cosas que me atraía mucho de este viaje era la tierra roja


 tenía tantas ganas de ella que cada vez que me encontraba una duna roja, me paraba  para rebozarme en su arena, la sensación de silencio, calor y la arena fina no se me va a olvidar nunca...




al tercer día después de estar en Alice Springs la única población sin contar las gasolineras cada 100Km del camino, me faltaba poco para ver la roca, todo el trayecto lo hice pensando... después de esta ladera aparecerá, hasta que aparece realmente...


es emocionante tu primera visión de ella, me emocioné como si fuese una peregrina que va a adorar algo sagrado, empecé a entender las connotaciones mágicas y sagradas que tiene para los aborígenes, en ese momento dejé de llamarle para siempre Ayers Rock para llamarle Uluru su nombre aborígen



 los tres días siguientes los pasé adorando esta roca, acampé a unos 10Km desde donde se veía y cada madrugada me despertaba para ir a los pies del Uluru a ver como salía el sol, haciendo cambiar el color de la roca de ocre a rojos intensos




 me quedaba allí hasta que que se hacía de noche y la roca pasaba otra vez por esos colores hasta volverse un gran fantasma negro



Ahora que lo veo en la distancia sé que este viaje me ha marcado y estoy segura de que si es verdad que en tu último momento de vida se te pasan por la cabeza imágenes de tu vida, una de las mías será esta...




lunes, 15 de noviembre de 2010

es una opción

Estos días me ronda en la cabeza como cambiar mi vida de un plumazo sin demasiadas complicaciones, sin esperas, como un truco de magia...


y a vuelto a mi cabeza una idea recurrente en mi vida...



porque no cambiar el frío, la lluvia, la crisis, por el calor, el sol, la vida contemplativa...


no necesito demasiado, no necesito una casa cómoda, no necesito ropa de diseño, no necesito Internet, no necesito yogures de soja, ni tintes de pelo...


sólo necesito un lugar en el que mi dinero valga más y comprarme mucho mucho mucho tiempo.




jueves, 11 de noviembre de 2010

qué encontré en la India


Cuando hacemos un viaje siempre llevamos una imagen que nos hemos formado durante años de como es ese lugar, como serán sus calles, sus paisajes, monumentos, gentes, pero normalmente esa imagen esta distorsionada, manipulada por los medios de comunicación, por otras personas que ya han estado, por nuestra propia forma de ser... en mi caso suelo idealizar cualquier sitio en el que se hable una lengua diferente, cualquier cosa que me haga sentir exploradora...


Cuando fuí a La India, no fue diferente llevaba todos mis esquemas bien cimentados, mis antiesquemas incluso, pero todo eso se rompió nada más bajar del avión, fue una gran bofetada, que no me dejó siquiera ser yo misma... en ese instante me convertí en dos ojos, una nariz y unos oídos muy abiertos...
desde ese momento sabía que me esperaban cosas muy importantes...


¿sería quizás el Taj Mahal?... la noche que llegué a Agra era además mi cumpleaños, estaba emocionada cenando en una azotea desde donde se veía esa preciosidad, rodeado de pequeñas casas, todas con una especie de azotea o piso sin terminar, en las que se veía a algunas chicas tender ropa, limpiar, etc. entre los callejones pasaban hombres en moto, vacas, todo mezclado con un olor muy fuerte a orina...


al día siguiente fuí como todo guiri con intención de fotografíar sin parar ese palacio, pero cual fue mi sorpresa cuando me vi haciéndoles fotos a todos los indús y los pocos que tenían cámara haciéndome fotos a mi!... estaba claro que lo bueno no iba a ser el Taj Mahal...





lo que me esperaba tendría que buscarlo, mezclándome con la gente y así fue, entre el jaleo de un mercado me encontré la expresión más bonita...


la de una niña... en principio con una mirada triste enseñándome con timidez unos tubos de gena para que se los comprase, se los compré todos, era imposible no hacerlo aunque con un pequeño juego conseguí devolvérselos


hace ya dos años de mi viaje y todavía me acuerdo de ella, espero que esté bien, que conserve esa mirada.



miércoles, 10 de noviembre de 2010

cuantos colores del mar has visto?

Al fin!... ha sido una decisión precipitada, como casi todas las mías, pero cuando salen bien son las mejores...
he de reconocer que no tengo claro de que puede hablar Dulce Juana, para que le interese a alguien...


puedo empezar por  colores, colores que invadan nuestra vida, nos hagan pensar en lo diferente que son las cosas según el color que las baña...


...quiero recorrer el mundo en busca de todos los colores del mar.