No sé por qué, cuando me acuerdo de mi excursión de tres días a Fraser Island se me viene a la cabeza una película de Peter Sellers...
Cuando llegué a Australia ni siquiera había oído hablar de ella, a pesar de ser lo más visitado por los turistas que van a Australia, después de leer algo de ella en una guía en Sidney, me dije, eso hay que verlo, me fui a la costa donde empieza la Gran Barrera de Coral y encontré empresas que te alquilaban un todo terreno con varias tiendas de campaña, un mapa de la isla y todos los utensilios necesarios para hacer acampada libre en la isla, además ellos se encargaban de meterte en el grupo en el que mejor encajases... pero se ve que mi grupo era el de toda la gente que no encajaba en ningún grupo, eramos un grupo de treintañeros con pocas habilidades para la supervivencia en un medio salvaje...
una pareja londinense, otra neoyorkina, un pakistaní, una holandesa y yo una española.
Fraser Island es la isla de arena más grande del mundo tiene 1840Km2, en cuanto llegamos tuvimos que atravesar un bosque subtropical, los caminos eran casi todos muy estrechos y con muchos baches, no hay ninguna zona asfaltada en toda la isla, esto hacía que desde que entrabas tenías la sensación de estar en una montaña rusa... al poco de llegar empezó a llover muy fuerte las ruedas se nos empezaban a atascar en los charcos que se formaron, pero a la hora conseguimos salir del bosque...
la lluvia nos había dado una tregua y nos encontrábamos conduciendo por una playa inmensa que hacía de carretera para todos los excursionistas desperdigados por la isla
lo primero que vimos es el Maheno un barco que había encallado en esa costa en 1935 y no sé que gracia le encontraron los australianos para dejarlo como monumento, a mi lo único que me producía era inquietud...
A las pocas horas tuvimos que decidir donde acampar y empezar a montar nuestro campamento, cerca nuestra a unos 20m acampó otro grupo de gente, pero su campamento al lado del nuestro era un resort, con luces, una zona para resguardarse de la lluvia etc. el nuestro eran tres tiendas de campaña para siete y un camping gas, que no pudimos encender esa noche ya que la lluvia volvió a aparecer, esta vez con más fuerza lo que hizo que nos metiésemos todos a presión en la parte de atrás del coche, con una linterna y muchas ganas de pasarlo bien.
Al día siguiente amaneció un típico día australiano con calor y mucha luz, las cosas que nos quedaban por ver esos dos días eran impresionantes, la fauna, las playas, dunas y lo mejor, los lagos de agua dulce, la isla cuenta con cerca de 100
y entre ellos el lago Mckenzie
Precioso.... yo no he estado jamás en el paraiso, pero recuerdo como muy especial mi visita al Cabo Sunion... ya sabes como me tiran los rincones especiales del Mediterráneo....
ResponderEliminarBesos